lunes, 5 de agosto de 2024

De estar opinando de cuerpos ajenos para lastimar

Siempre que subo una selfie, una mirror selfie o una foto con amigos, recibo comentarios halagadores que me ayudan a sentirme bien, que me hacen sentir apreciada y verme a mí misma con aceptación; pero también recibo mensajes horribles acerca de mi cuerpo, de mi peso, de mi rostro, de mi cabello, etc.

El mensaje que más se repite entre estos últimos es alusivo a la gordura. Soy una mujer de 1.68 m de estatura y 180 libras de peso. La última vez que fui "naturalmente" delgada tenía 5 años y tenía inanición. He llegado a pesar 210 libras y estar profundamente deprimida. He llegado a pesar 138 libras y en ese entonces también estaba profundamente deprimida. He pesado 170 libras y mientras vomitaba todo lo que comía. Tengo desequilibrios metabólicos y riesgos pancreáticos gracias a la anorexia.

Pero hoy, a los 34 años, con mis exámenes de azúcar, colesterol, triglicéridos, hormonas, etc., en orden, he priorizado mi salud mental y mi bienestar físico por encima de mi sentido de la estética.

Mantenerse delgada con una complexión gruesa requiere grandes y agotadores esfuerzos. Imagino que para alguien cuya única pena es la figura, es de por sí un problema. Para quienes necesitamos constantemente mantenernos en control de nuestra mente y nuestras emociones, y eso nos absorbe el 80% de nuestra energía, es una decena de millas extra cada día.

He hecho dietas, ejercicio 2 a 3 horas diarias, natación, pilates, Zumba. He hecho dieta Keto, de Atkins, baja en grasas, déficit calórico, con nutricionista, con nutriólogo, con panel de médicos, con coaches, de mi propia autoría, … ¿Cuánto he llegado a pesar? 138 libras por unos días; 160 una buena parte del tiempo; 180 normalmente. A veces funciona, a veces no mucho, pero siempre ha sido insostenible.

Les cuento mi historia porque con los años me hice fuerte, aprendí a cuidarme, a comer balanceado, a procurar moverme… pero también aprendí a quererme, a vestirme para sentirme bien, a amar lo que veo en el espejo, a entender que no voy a tener el cuerpo que otros quisieran.

Sin embargo, muchas mujeres han recorrido este camino sin llegar nunca a aceptarse y valorarse. Un "qué gorda" "estás hecha una cerda" "sólo en tu cabeza sos bonita" "¿bonita de dónde?" "eso es autoestima" puede hacer estragos en un corazón que de por sí sufre con su reflejo. No sean esa clase de imbéciles basuras.

Ser estéticamente agradable para todos no siempre es sólo cuestión de actitud. Las ventajas genéticas de muchos les hacen creer que la tenemos igual de fácil todos. La vida y la salud son mucho más que el número que tira la balanza o el que aparece en la etiqueta de la ropa.

¿Te parece gorda? Cerrá la boca. ¿Creés que debería bajar de peso? Cerrá la boca. ¿Que es por salud? Ce rrá  la  bo ca. Nadie te ha llamado a opinar, ella tiene espejo y a lo mejor está más sana que tú. No estás llamado(a) a decirle cómo debe verse. Si no te gusta, pasá de largo.

Al final, vivimos con nosotros mismos, con lo que vemos, con lo que sentimos, y tenemos suficiente con los demonios que se arremolinan en nuestro cerebro y nos susurran groserías que tenemos que vencer, cada día, todos los días.

Seamos amables, con nosotros y con los demás.