sábado, 14 de mayo de 2016

La culpa es mía

La historia viene así: la culpa es mía.  Sí, la culpa es mía, como siempre.  Ser un superhéroe, el tipo más guapo del mundo, el más dulce y el más encantador no son cualidades suyas sino mías; mías porque las inventé yo.

Es un hombre cualquiera, un laborioso mosaico de defectos.  Lleno de imperfecciones físicas, de malas costumbres y de banalidades a su modo; para nada el caballero ideal.  Yo soy mil cosas hermosas, menos su sueño de mujer.  Pero eso no lo sabe mi terquedad, porque para ella soy esa única en la que él fija su mirada.  Soy todo lo que él puede desear para sí: independiente, trabajadora, soñadora, delicada, servicial y amante de la vida hogareña.  Sé que soy su perfecta porque así me lo he creído yo.

* * *

No me lo ha dicho pero sé que me quiere, puedo verlo en sus ojos.  Hace mucho no los veo pero seguramente ha de verse en ellos lo mucho que me quiere.  No se lo he preguntado pero no dudo que sea yo esa en quien piensa antes de dormir y lo primero que tiene en mente al despertar.  Lo sé porque a mí me pasa igual.

Le pedí que se case conmigo.  Rió a carcajadas; fueron los nervios, estoy segura, él nunca se burlaría de mí.  No me ha dicho que sí pero no voy a presionarlo, sé que no es fácil aceptar que una mujer como yo quiera contigo algo más que sexo.  Además, él me adora, ¿verdad?

Lo sé cuando le pregunto cómo está.  Leo en sus mensajes una sonrisa encantadora que esboza su boca con cada texto que le envío.  Cuando dice “bien :)” sé que es especial, no a cualquiera le mandan emojis al decir que están bien, ¿no es así?  Lo sé, para mí también es único.

En su vida no hay otra, no me cabe la menor duda.  Si hubiera otra, no me respondería; lo sabría cuando sus mensajes no lleguen a tiempo o cuando publique una foto sin antes dejármela mirar.  Sólo a mí me quiere, estoy convencida, porque si quisiera a otra pasaría largo tiempo sin hablarme.  O sea, lo hace ahora pero luego me confiesa que se ha quedado dormido o que olvidó su celular.

Es perfecto, es el mejor.  Es el más atento.  Si no me ha dicho lo que siente no es porque no sienta, es porque lo abruma tanto sentir.  Si todavía no me confiesa que me ama es porque sabe el compromiso que asumiría y no está listo para el rechazo.  Claro, no lo rechazaría, no sé ni por qué lo consideraría una posibilidad.

* * *

Hoy noté que me mentía.  No, él no; me mentía yo, a mí.  Me mentía cuando creía que él me pensaba, que se enamoraba de mí cada día, que cada día me veía más hermosa y que en nadie se fijaba más que en mí.  ¡Qué mentira!  Pero la única mentirosa soy yo, porque sin querer me inventé un mundo de fantasía donde tanto como lo quería, él me correspondía.